Moria's Purple Mirror

Moria's Purple Mirror

lunes, 13 de agosto de 2018

Moria, a través del espejo

Hoy lo logré. Soy una Moria al revés, logré voltearme cual Alicia en el espejo. Y se siente muy bien. Y mi cara está atrás y mi espalda adelante. Tal vez ahora todo se arregle. Porque todo últimamente había estado al revés, menos yo. Las grimas no dejaban de salir de mis ojos, hace meses. Tal vez más. Y el peso no dejaba de pesar en mi cuello. Y los nervios no dejaban de existir en mis tics. Y mis manos y mis pies se adormecían y se sentían como miles de alfileres que recorrían primero las puntas de los dedos, y después las falanges, y después las palmas y luego todas las extremidades. Y los párpados pesaban, pero ni así dormía. Cerraba los ojos con jet lag desde Nevada, sin casi haber descansado en las seis horas de sueño promedio interrumpido por sueños repetitivos e inquietantes.

Estuve bajando de peso. Tal vez por tantas fugas de agua salada; porque no he dejado de comer. Me había estado sintiendo muy ansiosa y eso hace que me dé hambre. Hamburguesas y papas fritas, tacos y crepas con tizanas de kiwi con fresa. Pambazos y tostadas. La gente lo notó, y muchos me dijeron que bajé de peso. Algunos fueron amables, otros, agresivos. También tuve un accidente, y un pequeño esguince de primer grado en el cuello que aún no sana. 

Sé que tardo mucho bañándome, porque no puedo dejar de hacer todas mis rutinas. Debo lavarme bien el cabello dos veces, más el acondicionador para rizos hidratados, y luego la barriga y los brazos, cuantas veces sea necesario, y los pies y las piernas, y todo, y dos y tres veces y de nuevo si es que siento que no me enjuagué bien. Y tengo dos champús distintos, y mi jabón es morado. Y el cuerpo debo lavarlo con el estropajo verde; excepto la cara, que lavo con la esponja más suave, con espuma exfoliante. 

Y de pronto, me volteé. Era yo, pero al revés. Y me sentí tan bien que quería quedarme ahi para siempre.
Por un momento, no sentí ansiedad, ni recordaba mis preocupaciones, ni la hora, ni dormir o despertar, ni el baño o el enjuague, o las grimas ni los nervios. Estaba del otro lado del espejo. En otra dimensión, sintiéndome tan bien, tan tranquila, tan a gusto, en medio. Encontré el lugar donde debo estar. El lugar del que no me quiero ir.

Tal vez ahora todo sea diferente. Ahora que soy una Moria al revés. Ahora que me pongo al revés, al igual que todo lo demás. Y entonces todo sea derecho porque todo esté para el mismo lado. ¿Será que la cabeza me deje de pesar?

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