Moria's Purple Mirror

Moria's Purple Mirror

viernes, 5 de septiembre de 2014

Un momento: tú

Eres la sensación de consciencia, 
y ese momento en que ésta llega y te golpea; 
eres una sorpresa que aún es familiar. 
Un cigarro en una terraza que ya no existe, 
un futuro que pinta hermoso sólo porque así lo crees.

Y es que soy tan pequeñita que a veces un sólo sentimiento puede caber en mí; 
pero cuando ese sentimiento eres tú, simplemente no quepo, me desbordo, 
y sales por mis ojos en forma de felicidad húmeda y negra 
y mi felicidad mancha tu camisa, 
y me siento triste entonces por ensuciarla y respondes como siempre... 
Como siempre... "No pasa nada..." 
Y abrazas mi mundo, y me llamas bella aunque me duelan los ojos, aunque no. 

Tú me llamas preciosa, y yo deseo serlo. 
Me dices hermosa y pretendo no cometer errores. 
Me llamas lindura y yo soy. 

Al principio, todo eres tú. 
Tú y esa manera de encrespar mis nervios, 
y de hacer desaparecer mi estructura, 
y de demostrarme que tienes razón, 
que la vida es sencilla, y que las complicaciones también son vida, 
y que sólo hay una manera de vivirla: juntos.

Esta vez me quiero en tu cama cada noche 
y en tus besos todas las mañanas. 
Quiero verlo todo con tus ojos, desde ti.

Porque me entiendes, 
porque a tu lado las palabras sobran y las pieles hablan, 
las manos miran, los ojos aman... Y el amor se hace.

Por eso sé que si la fortuna tiene un nombre, es sin duda el tuyo.

jueves, 21 de agosto de 2014

Rompecabezas

Encontrándome justo aquí,
creyéndome que el rompecabezas 
está casi completamente armado, 
desaparecen un par de piezas.

En medio de mi orgullosa 
y muy ególatra naturaleza vampírica, 
me creí completa, invencible, 
terriblemente feliz.

Y ahora, cuando mi vida pareciera 
volver a andar en cuatro ruedas, 
y cuando el amor me ha permitido 
verle directamente a los ojos y besarle los labios...

Llega a mi mente una pregunta: 
¿de qué sirve un rompecabezas de mil piezas 
si me faltan dos de ellas?

Moria

~No fechado~

jueves, 10 de julio de 2014

Yo

No me considero una persona afecta a la vida. Lo hago porque estoy aquí, porque "ya qué", y porque morir me da más miedo. 

Obsesiones. Eso es algo con lo que nadie debería meterse. 

Odio levantarme "temprano". 

Cuento con un total de ocho alarmas para levantarme, y en algún momento fueron once. Aún así, llegó tarde a trabajar como costumbre.

Los martes para mí son diferentes. Es extraño porque siempre lo han sido de una u otra manera. 

Soy una persona de hábitos, de costumbres y de constantes. Todas las mañanas son un mismo viacrucis interminable. 

Me gusta escribir... Siempre me han gustado las artes y no creo ser buena para ninguna, así que la escritura, y hasta la fotografía, son mis fugas, para no explotar, como en olla exprés. 

El baño... Metódico como siempre y como todo, es uno de mis placeres... Para hacerlo diario, para disfrutarlo por una hora, y siempre con agua muy caliente; para pensar en todo a la vez, y resolver mi mundo desde dentro de la bañera.

Mis miedos rondan mi cabeza como historias de terror que algunas noches no me dejan dormir y otras hacen mi sueño una pesadilla.

Observo a la gente, todos los días, todo el tiempo. A veces con frustración, otras con jactancia. Muchas con desinterés.



viernes, 2 de mayo de 2014

Ausencia

Una frase no alcanza este día,
Un poema no basta. 

Una mirada sería insuficiente. 
Estrechar tu mano, absurdo.

Escuchar tu voz pretendería un intento.
Ver tu sonrisa asomaría un logro.

Pero tal vez un abrazo, quizá un beso.
Si acaso todo. Y morir de nuevo.

Perecer un instante, esta vez para siempre.
Para amarte en lo eterno, y procurarte en el báratro.

Reclamarte mío, proclamarme tuya.
Vivir sin ausencia, sentir sin pecado.

Albergar la mentira, 
y aferrarme a lo incierto.

jueves, 27 de marzo de 2014

Máscaras

Érase una vez el cuento más trillado de la historia.

Se encontraron caminando por la vida, cruzaron miradas más de una vez, sin reconocerse. 

Sus máscaras no eran compatibles, ni siquiera parecidas. Por lo que estuvieron a punto de pasar de largo sin ser reconocidos. A veces, las máscaras que llevamos no sólo nos ayudan a sobrevivir en este mundo de decepciones, sino también pueden terminar alejándonos de la mejor oportunidad de nuestras vidas.

Pero dicen los que saben que el destino es caprichoso. 

Tras algunas temporadas, debieron convivir. Al menos una vez a la semana la vida los situaba juntos, y ellos se ponían a platicar. Y en una de tantas ocasiones, uno de ellos permitió que el otro viera un atisbo de la persona que yacía detrás de la máscara. Algo surgió en ese momento. Y los dos quedaron prendados. 

Decidieron entonces conocerse. Ahora era una decisión tomada, aunque no del todo consciente. 

Caminaron más despacio, observaban cada irregularidad del camino con atención, y sorteaban los obstáculos del sinuoso andar. La precaución imperaba a cada paso. Como un juego de destreza, donde ninguno se veía perdiendo.

Máscaras cada vez más de lado; similitud tras similitud, se convertía aquello en un verdadero espectáculo digno de analizarse desde cerca, donde a través de mostrarse reales, las máscaras comenzaron a ser entendidas y compartidas. Cada palabra que yacía sincera, les permitía conocerse de a poco, y engancharse de a mucho.

Momentos de oscuridad llegaron. Y en la oscuridad, un día por fin, se quitaron completamente las máscaras. La ropa, el maquillaje, el peinado, los zapatos. Vulnerables uno frente al otro, se reconocieron en espejo. 

Eran uno. El mismo. Sus diferencias, aunque pocas, prácticamente nulas, compaginaban de tal forma que se complementaban, hasta llegar a la completitud.

Todo tenía sentido. Todo encajaba en su lugar. Cóncavo y convexo en completo espejo, reflejando sensaciones, sentimientos, gustos, vidas. 

Palabras infinitas se creaban entre ellos en todo momento, incluso en silencio, mientras las miradas profundas, percibían más allá que cualesquiera otros ojos. Se miraron las almas. Y se supieron prometidos.

Ella lo miraba, deseando ser para él; él la miraba deseando ser suyo. 

Decidieron muchas cosas; decidieron que los finales felices sí existen, que a veces las cosas sí funcionan, y que el resto de la gente podía pensar lo que quisiera. Y decidieron que nada les importaría si estaban juntos.

Y con cada decisión siempre se dejan cosas atrás; y ellos dejaron tanto que sintieron renacer, ser de nuevo lo que eran un día, auténticamente, sin corrupción. 

La realidad es que sus máscaras cambiaron, porque hay cosas que no pueden ser ocultas, que se asoman. Pero lo hicieron juntos, como si se lo hubiesen jurado. 

Esta historia comienza por el final y no termina, es constante y se repite, como la vida misma. Porque así, en otra, buscarán sus máscaras, y en la muerte, sus sombras.



martes, 25 de febrero de 2014

Fantasía

Háblame.

Dime que soy todo eso que siempre quise ser, y prometo que tú serás en mí todo aquello cuanto siempre ideaste. 

Déjame vivir en mi fantasía; sé parte de ella, como yo lo seré de la tuya. 

Y habremos de pasar junto a otra gente y no sabrán que no existen, que ellos, y todo, es parte de la misma fantasía real que maquinamos juntos.

Nuestra.

Y quédate. Quédate esta vez y yo me quedaré, porque hay las razones suficientes, porque sobran.

Sé mi compañía. 

Porque eres una tarde perfecta. Y mañana, y noche.

lunes, 24 de febrero de 2014

No me pidas...

Estoy cansada.

Hay días en los que uno no puede continuar cargando ningún peso. Porque uno se achaparra, porque uno mira al suelo, porque se pierde del paisaje, de un atardecer.

Esos días, uno quiere echar a correr, soltar todo, tirarlo al suelo, y correr. Tirarse en el pasto y rodar cuesta abajo, olvidarse de los espejos y de los zapatos.

lunes, 13 de enero de 2014

Te extraño...

Tengo en mi vida una mentira de las que no se cuentan. Un mentira que suena a historia, de esas que comienzan como todas las historias y que terminan hábilmente con el deseo de vivir felices por siempre.

En esta historia figurábamos. Protagonistas nos veíamos. Juntos. Para ver tele, acurrucados. Para jugar Xbox. Para platicar y contarnos historias de todo, de todos, de nosotros. Para respirarnos y sentirnos. 

¡Vaya!, hermosa mentira...

Afirmar que me ves, que me piensas, que me sabes tuya. Para que me tomes las manos frías y me compartas tu calor. Para que te preocupes por mí, aunque esté bien. Bien porque estoy contigo, a tu lado.

Estar juntos para que me expliques todo, como siempre, sin palabras. Siendo tú, aquel a quien yo nunca busqué.

En esa mentira yo te vi. Te creé. Y pensé necesitarte para hacer todo eso que que inventé que hacíamos juntos, eso que nos mimetiza, y nos convierte en uno solo, sin distinción, sin posibilidad de síntesis ni de quiebre. Sólo para estar juntos, para seguir fantaseando en una historia con un final feliz.

Y, aunque no existas, aunque seas una mentira, un secreto mío o una ilusión creada; te extraño... Tanto que duele. 


sábado, 4 de enero de 2014

Me he prometido

Me he prometido que esta vez es para siempre. Aunque extrañe tus manos, aunque me falte tu olor, aunque no escuche mi nombre pronunciado por tus labios. Aunque tú no me detengas.

Esta vez no será como todas.

Como cuando creía que volverías por mí cuando el enojo menguara. 
Como cuando ansiaba estar bien para recibir un abrazo tuyo que aminorara el dolor del conflicto. 
Como cuando de madrugada añoraba una llamada piadosa que me recuperara el aliento por creerte perdido.

Te escribo para sacarte de mí, para plasmarte en letras y poder guardarte. Para que cuando tu recuerdo acechante me encuentre de frente, no me duelas. 

Para poder respirar un nuevo aroma por las mañanas. Poder hacer las cosas que antes no podía... Aunque ahora no quiera hacer nada.

Y a estas alturas me parece que no he sabido estar lista, no he sabido ser perfecta aún para nadie.

Aprendí muchas cosas, pero esta noche, gracias a ti, supe por seguro que las arrugas no son cosa de edad, sino de emociones. 

Me dueles como si fuera 5 de mayo. Me debato entre el enojo del desenlace y la tristeza de tu ausencia.

Ya no quiero una vida de mentiras. Estoy harta, cansada y hastiada de dudaEsta vez es diferente. Esta vez sólo quiero mirar al espejo y saberme hermosa. 

Y sé que puedo vivir mi vida, sé que puedo hacerlo sin ti. He fumado tantos cigarros en soledad que uno más ya no me importa. Esta mañana he cambiado la necesidad por ambición y la dichosa soledad por libertad.