Me he prometido que esta vez es para siempre. Aunque extrañe tus manos, aunque me falte tu olor, aunque no escuche mi nombre pronunciado por tus labios. Aunque tú no me detengas.
Esta vez no será como todas.
Como cuando creía que volverías por mí cuando el enojo menguara.
Como cuando ansiaba estar bien para recibir un abrazo tuyo que aminorara el dolor del conflicto.
Como cuando de madrugada añoraba una llamada piadosa que me recuperara el aliento por creerte perdido.
Te escribo para sacarte de mí, para plasmarte en letras y poder guardarte. Para que cuando tu recuerdo acechante me encuentre de frente, no me duelas.
Para poder respirar un nuevo aroma por las mañanas. Poder hacer las cosas que antes no podía... Aunque ahora no quiera hacer nada.
Y a estas alturas me parece que no he sabido estar lista, no he sabido ser perfecta aún para nadie.
Aprendí muchas cosas, pero esta noche, gracias a ti, supe por seguro que las arrugas no son cosa de edad, sino de emociones.
Me dueles como si fuera 5 de mayo. Me debato entre el enojo del desenlace y la tristeza de tu ausencia.
Ya no quiero una vida de mentiras. Estoy harta, cansada y hastiada de duda. Esta vez es diferente. Esta vez sólo quiero mirar al espejo y saberme hermosa.
Y sé que puedo vivir mi vida, sé que puedo hacerlo sin ti. He fumado tantos cigarros en soledad que uno más ya no me importa. Esta mañana he cambiado la necesidad por ambición y la dichosa soledad por libertad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario