Moria's Purple Mirror

Moria's Purple Mirror

jueves, 29 de diciembre de 2016

Qué miedo una hoja en blanco. Que ansiedad una hoja en blanco. ¿Y si mi cabeza no crea? ¿Y si mis dedos no escriben? ¿Y si mi mente no piensa?

martes, 27 de diciembre de 2016

En la incertidumbre de las olas se hallaba ella, sublime, transparente, majestuosa. Solo las más rebuscadas leyendas le suponían en existencia. 

Atemporal, nunca vista. Solemne y callada. Virtuosa. Nada esperaba y todo tenía. Dueña de los años, de la espera y de la vida. La tragedia y la desesperanza, la emoción y el derroche. Línea de catalizador que enciende el cerillo. Punta del camino donde guía su luz. 

¿Qué tan maravilloso se puede ser en esta efímera vida? La angustia nos persigue como mortales en extinción. Morimos para nacer. Morimos para vivir. ¿Qué es la vida si no muerte lenta? Caminar con rumbo, siempre hacia el finito. 

Pero no ella. Ella no vive, no muere. Ella es. Posee. Algunos la han llamado madre, otros, naturaleza. Sirena a veces, otras, bruja. Todas ciertas, y así, todas erróneas. Sabiduría centuria, que se mueve con el viento, que camina con el mar; se alimenta de soledad y convive con el sueño. 

Se dice que algún tiempo estuvo enamorada de la muerte. Porque uno ama aquello que admira, aquello que le es ajeno, lo que se desea por inalcanzable. Y qué más, si todo lo tiene, si todo lo detenta. Todo menos a ella. 

Era toda existencia. La muerte toda inexistencia. Completitud y falta. Sol y luna. Aquello estaba destinado a no ser desde siempre. Porque la vida es muerte lenta, activa. Y la muerte solo es muerte inerte. Por eso, ella siempre es, fue y será. La muerte nunca.