Nada llega, nada se va.
Nada queda.
Envejecer en llanto.
Nombrar al viento.
Perecer sin escribir y volar sin valorar.
Poder mirar al fin el sinsentido.
Una vida que se agota, una muerte que renace.
Amanecer.
Continuar la lista infinita de palabras.
De ojos azules, encandilados y ciegos.
Para tomar un café en la playa.
Y mirar a los ojos.
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