Moria's Purple Mirror

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lunes, 5 de septiembre de 2011

Puntadas del Mingochas, blog por Óscar Gutiérrez Aviña

Pues les cuento que mi papá abrió hoy un blog (que en realidad por la hora, ya fue ayer).
El nombre del blog es Puntadas del Mingochas, y el nombre del autor es Oscar Gutiérrez Aviña; y permítanme decirles que en realidad esto ya tiene su historia.

Desde siempre, ha sido un gran fanático de la animación y el dibujo, sobre todo de caricaturas. Desde niño, le gustaba dibujar y de joven estudió la carrera de Comunicación Gráfica. Hizo varios cómics y creó sus personajes, hizo animación, fotografía, pintura, escultura, peluches... no, bueno. Hizo de todo.
Pues dado que ya contaba con personajes, con la experiencia y con la idea de las tiras cómicas, fue que surgió el planteamiento de comenzar su blog, y así, todo lo que se le ocurra y dibuje quede publicado para deleite de nosotros.

Así que aquí se los dejo, con su primera publicación Puntadas del Mingochas: Elecciones, y más por el gusto de que mi papá esté regresando a la dibujada que ya tenía rato que había dejado, y que sabemos por demás todos cuantos lo conocemos, que el dibujo es su vida.

Enhorabuena papá, mucha suerte y constancia.

martes, 22 de febrero de 2011

Tú lo dijiste: "pero ya es tarde..."

Un día están enamorados; al siguiente desean no haberse conocido...

Y vienes corriendo, pero chocas con pared. Habiendo dedicado las palabras más hermosas, terminas pronunciando las de desprecio y daño.

Y la historia se repite.

Nadie lucha por lo que en realidad no quiere. A veces simplemente se resignan a sufrir y comienzan a hacerlo sin ni siquiera la certeza de la derrota.

Para mí, el sufrimiento sin derrota, es pantomima.

El día que alguien me demuestre una verdadera lucha, una verdadera ambición, verdaderas intenciones en hechos reales y palpables, ese día se acabará la búsqueda que no existe. Porque a nadie le sirven las intenciones, a nadie le sirven las verdades omitidas ni las cosas hechas a medias.

Inmadurez.

Lo más difícil es saber dónde estas parado; reconocer tu error, entender tus patrones repetidos una y otra vez y querer moverte de lugar. Querer hacerlo, seguir intentando.

Y tal vez de eso se trate todo; de que al final quien tenga la última palabra no sea la razón, sino el sentimiento. Y si la razón gana, el sentimiento no era tan fuerte.

En estas situaciones no existe la palabra "correcto" o "bien y mal". Esto va más allá. No se trata de dejarte golpear por él, ni de las flores de arrepentimiento que traerá después, sino del maldito sentimiento que tiene más fuerza que tú, y que logra amar sobre los defectos. Sus defectos.

Y aunque te llamen tonta, y aunque te sepas tonta.

Una de dos; o resistes hasta que todo caiga por su propio peso, o terminas todo por el aviso "inminente derrota", evitando la llegada de la misma, o incluso apresurandola.


Para mí, se reduce a querer saber si te amo pero no existes, o si existes y no te amo. Y ojalá no sea ninguna de las dos.

jueves, 10 de febrero de 2011

Mi abuelito, Pedro

Fray Pedro de Gubar, cronista y comentarista deportivo, dejó de acompañarnos en esta travesía que es la vida, para convertirse en el recuerdo de un hombre maravilloso que siempre fue alegre y fuerte.
Excelente esposo, padre, abuelo y amigo. 
Hoy, jueves 10 de febrero a las 6 de la tarde, nos ha dejado este vacío enorme. 
Pero siempre estará en nuestro vivo recuerdo. 
Pedro Gutiérrez Barragán. Q. E. P. D.




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Actualización noviembre 2011.

Qué tal a todos. 

Visiten de ser posible el siguiente link, el cuál es la página oficial de Fray Pedro de Gubar, con información acerca de su vida y del homenaje del Salón de la Fama del Fútbol Nacional e Internacional. 

Gracias por sus comentarios y por recordar a mi abuelo en manera especial. 

Saludos afectuosos.


Les dejo también la página de Wikipedia. Fray Pedro de Gubar en Wikipedia

lunes, 10 de enero de 2011

He aquí lo que llamo una terapia personal

A 6 días de haber iniciado un nuevo año, y yo con un tremendo dolor de espalda, de esos que me dan por las preocupaciones ajenas que me encanta hacer propias; o en todo caso, las preocupaciones propias que ignoro hasta que veo las de otros que, por fin, logran hacer que me identifique con las mías...y etcéteras.

El punto es el mismo: el dolor de espalda. Ya lo tengo más que reconocido y ubicado. Cuando me llega, casi puedo ver la viga enorme que me cargo en ella. Tamaño, forma, textura, todo. Es ese dolor que me hace tomar decisiones, justo las que no quiero enfrentar. 

A veces platico acerca de las situaciones ajenas; y mientras lo hago, no puedo evitar sentirme un tanto orgullosa al ver que, aparentemente, mis situaciones son más simples, o que sé tomar buenas decisiones; e incluso hasta me hace pensar en "qué afortunada soy". "Tengo suerte, ¿sabes?; no tengo ese tipo de problemas", o "Vaya, al menos cuento con la inteligencia para resolver esto o aquello". Y andas por la vida resolviendo las cosas de los demás. Evitando que caigan en aquello que yo odiaría caer. Justo en el lugar en el que me siento.

Sí, porque después me llega el momento de despertar y de enfrentarme. Justo después de analizar el problema de esa otra persona, y casi resolvérselo en su totalidad, al menos en mi mente; y cuando me quedo sola. Y comienzo a pensar en mí, en eso que quiero laboral y personalmente; en que realmente tampoco sé qué es; aunque tenga algunas cosas por seguro, como el saber que no quiero quedarme para siempre en este trabajo, o que odiaría vivir con un hombre que no baja la tapa del escusado.

La verdad es que no parece que tome decisiones incorrectas porque tampoco enfrento las mismas. Tan fácil como saber que quiero vivir una vida fuera de mi casa con el hombre que amo, pero elijo justamente al muchacho varios años más joven que yo, sin terminar los estudios y sin un trabajo que nos sacará a ninguno de los dos de nuestra cómoda vida en casa de nuestros respectivos padres.

Anotaba para mí algo que quisiera apuntar en este sentido. "¿Por qué de repente siento como que nadie realmente entiende lo que necesito para tener lo que quiero?". La respuesta es porque simplemente nunca lo digo. 

¿Qué quiero? ¿Qué necesito para tener lo que quiero?... 

¿Qué es a lo que más le temo en esta vida? A estancarme. Si tu te estancas, y yo me veo avanzando, me largo. Así de fácil.

La cuestión es, siendo sincera conmigo misma, que nunca lo comento; simplemente lanzo indirectas para un día llegar y decir: "lo siento, sabes qué es lo que yo necesito, lo que te pedí tantas veces... así que esto no va a funcionar". 

Es aquí donde me detengo con mi dilema existencial. Y aquí va lo que me resta de sinceridad pura. No estoy segura de querer forzar a nadie a vivir rápido para obtener eso que yo necesito. Y el no tenerlo sí podría ser algo que defina el futuro.

Así que, tomemos nuestras decisiones.