Llegas nuevamente, mayo, como los años pasan, pero esta vez algo es diferente. Si acaso todo.
La melancolía se diluye entre sueños engañosos de un pasado que ya no sé si existió.
Cambiaste antes que yo, pero no supe verlo.
La realidad es que no somos los mismos, tú siempre fuiste otro y yo sin darme cuenta dejé de ser quien era para vivir la vida de alguien más. Alguien que no reconoce las fotografías de niños de ojos alegres jugando a las escondidas, pero que sabe qué sombra de ojos utilizar para una cena elegante de cristales finos.
Sin ser, antes fuimos.
Te anhelé todos mis días adolescentes, te extrañé todos mis días universitarios.
Tu recuerdo se colaba entre mis tardes de cigarro en el trabajo, y te lloré en mis noches de parejas objetales.
Ahora yo soy otra, y entiendo.
El dos de mayo se termina. El día agoniza.
Te anhelé todos mis días adolescentes, te extrañé todos mis días universitarios.
Tu recuerdo se colaba entre mis tardes de cigarro en el trabajo, y te lloré en mis noches de parejas objetales.
Ahora yo soy otra, y entiendo.
El dos de mayo se termina. El día agoniza.