Moria's Purple Mirror

Moria's Purple Mirror

jueves, 27 de marzo de 2014

Máscaras

Érase una vez el cuento más trillado de la historia.

Se encontraron caminando por la vida, cruzaron miradas más de una vez, sin reconocerse. 

Sus máscaras no eran compatibles, ni siquiera parecidas. Por lo que estuvieron a punto de pasar de largo sin ser reconocidos. A veces, las máscaras que llevamos no sólo nos ayudan a sobrevivir en este mundo de decepciones, sino también pueden terminar alejándonos de la mejor oportunidad de nuestras vidas.

Pero dicen los que saben que el destino es caprichoso. 

Tras algunas temporadas, debieron convivir. Al menos una vez a la semana la vida los situaba juntos, y ellos se ponían a platicar. Y en una de tantas ocasiones, uno de ellos permitió que el otro viera un atisbo de la persona que yacía detrás de la máscara. Algo surgió en ese momento. Y los dos quedaron prendados. 

Decidieron entonces conocerse. Ahora era una decisión tomada, aunque no del todo consciente. 

Caminaron más despacio, observaban cada irregularidad del camino con atención, y sorteaban los obstáculos del sinuoso andar. La precaución imperaba a cada paso. Como un juego de destreza, donde ninguno se veía perdiendo.

Máscaras cada vez más de lado; similitud tras similitud, se convertía aquello en un verdadero espectáculo digno de analizarse desde cerca, donde a través de mostrarse reales, las máscaras comenzaron a ser entendidas y compartidas. Cada palabra que yacía sincera, les permitía conocerse de a poco, y engancharse de a mucho.

Momentos de oscuridad llegaron. Y en la oscuridad, un día por fin, se quitaron completamente las máscaras. La ropa, el maquillaje, el peinado, los zapatos. Vulnerables uno frente al otro, se reconocieron en espejo. 

Eran uno. El mismo. Sus diferencias, aunque pocas, prácticamente nulas, compaginaban de tal forma que se complementaban, hasta llegar a la completitud.

Todo tenía sentido. Todo encajaba en su lugar. Cóncavo y convexo en completo espejo, reflejando sensaciones, sentimientos, gustos, vidas. 

Palabras infinitas se creaban entre ellos en todo momento, incluso en silencio, mientras las miradas profundas, percibían más allá que cualesquiera otros ojos. Se miraron las almas. Y se supieron prometidos.

Ella lo miraba, deseando ser para él; él la miraba deseando ser suyo. 

Decidieron muchas cosas; decidieron que los finales felices sí existen, que a veces las cosas sí funcionan, y que el resto de la gente podía pensar lo que quisiera. Y decidieron que nada les importaría si estaban juntos.

Y con cada decisión siempre se dejan cosas atrás; y ellos dejaron tanto que sintieron renacer, ser de nuevo lo que eran un día, auténticamente, sin corrupción. 

La realidad es que sus máscaras cambiaron, porque hay cosas que no pueden ser ocultas, que se asoman. Pero lo hicieron juntos, como si se lo hubiesen jurado. 

Esta historia comienza por el final y no termina, es constante y se repite, como la vida misma. Porque así, en otra, buscarán sus máscaras, y en la muerte, sus sombras.